lunes, 15 de diciembre de 2008

Diario de una desesperada


Y llegó por fin el día en que se dio el valor de hacer algo, por fin tomar la iniciativa, apuntar a ganador, tomarse un riesgo y dar el gran paso: mandarle un mensaje de texto. No podía mas con su inseguridad, pues la incertidumbre la mata - y lo que la hace sentir viva en realidad.

Y así pasaron las horas y la respuesta no llegaba, se lamentaba de haber abierto su corazón y el haberse expuesto de esa manera, qu+e injusto maldita sea, y qué tal idiota el disque hombre este... qué se ha creído?!? no responderme a MÍ?!? que se vaya al cuernoy que fracase en la vida que es lo que se merece! - y se puso a revisar su mail compulsivamente como si ahí estuviera la respuesta... - AJA! y tiene el tiempo de mandar una pájara cadena colectiva (!!!)? Aaaajjjjj! no voy a desperdiciar MI tiempo en ese insolente hijodesumadre! Nunca mas! QUe se muera!

Entonces se metió a su cuarto y a los 30 minutos salió Patty arregladísima y dispuesta a todo a penas saliera de su casa. Se dirigió a la puerta con la mirada fija en su objetivo... en verdad no tenía uno... lo único que sabía era que su respiración aumentó en frecuencia e intensidad, que sus movimientos estaban mas marcados, y que si se cruzaba una puerta (pobre puerta) pues iba a ser cerrada con brutalidad, y mientras mas ruido mejor.

Se fue a la puerta de salida por fin, y cuando abrió la puerta estaba él, llegó Miguel con una película en la mano - de esas buenas/lindas/precisas - estaba churrísimo, y lo mejor fue la explicación... su presencia era la respuesta al mensaje, solo que la respuesta demoró porque fue por la película buena/linda/precisa, pero ya estaba ahí...


Y sí, las respuestas no siempre llegan cuando esperamos ni como esperamos... y sí, finalmente esto resulto un cuentito con moraleja... por eso (y para avitar ruido innecesario) creo que siempre es bueno dejar la puerta abierta...

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